Cat People ('42)

jueves, 7 de enero de 2010


- Te propongo un juego, Jon.- Preguntó Calíope con una sonrisa dibujada en sus labios. - ¿Un juego dices? - Sí, un juego.- A esas alturas del día el alcohol ya fluía por sus venas diluyendo cualquier objeción o reparo que sus consciencias pudieran tener levantadas. - Me parece bien. Juguemos.- Respondió Jon con firmeza. Calíope acababa de lanzarle un guante en forma de desafío y él acababa de recogerlo.

Calíope se levantó de su silla y sin dejar de sonreír miró a ambos lados. Primero a la izquierda, después a la derecha. Lo hizo sin esperar nada. Recrearse de esa forma mientras Jon le observaba desde el otro lado de la mesa le hacía sentir cosas que había enterrado hacía ya tiempo. - ¿Secreto o Confesión?- Calíope cogió los dados y lanzó. Un siete. - Venga Jon, veamos tu tirada.- Jon cogió los dados, los agitó en sus manos, como para insuflarles energía y los lanzó sobre la mesa. Ella lo observaba atentamente, cada movimiento, cada gesto no pasaba desapercibido para sus ojos. - Un diez. Supongo que acabo de ganarte.- Le dijo Jon desconociendo las normas del juego. - Efectivamente compañero. Qué eliges, Secreto o Confesión?- preguntó ella. - Confesión mi querida Cali, elijo Confesión.- replicó él. - Muy bien, como prefieras.- Calíope se acercó al oído de Jon y dejó caer un susurro: "Tienes unas manos preciosas".

- ¿Jugamos otra vez?- preguntó divertida volviendo a su silla y sentándose. Jon trató de recobrar la compostura. Aquello lo había dejado por completo perplejo. No se lo habría esperado en la vida. Carraspeó ligeramente y asintió. Cogió los dados y lanzó de nuevo, esta vez salió un cuatro. - Vaya Jon, esta vez creo que me tocará elegir a mí.- dijo sonriendo ella. Calíope cogió los dados y los lanzó con fuerza contra la mesa. Estos rodaron y se detuvieron justo al borde. De nuevo un siete. - Vaya! Parece que estás abonada.- Espetó Jon a Calíope. - ¿Qué será esta vez?- continuó mientras sonreía. - Esta vez elijo... Confesión.- Respondió ella. - Tu piel broncínea te dota de una belleza inusual.- le soltó a bocajarro. Calíope se sonrojó al instante. No esperaba que fuera tan directo. Jon se relamió al ver su sonrojo. - ¿Seguimos?- le preguntó Jon en tono irónico.

- Sigamos.- Ella pareció recobrar la compostura. Acunó los dados entre sus delicadas manos y sopló en el interior del hueco como susurrándoles alguna cosa. De nuevo salió siete. - Voy a empezar a pensar que eres una bruja.- comentaba Jon distraído mientras cogía los dados. Esta vez no hizo ningún aspaviento en cuanto los tuvo en la mano los lanzó haciéndolos girar en el lanzamiento. Primero cayó uno, era un seis. El otro mientras daba vueltas sobre sí mismo. Los dos se acercaron más para ver el desenlace del lanzamiento. Al poco, un cinco se dibujó sobre la mesa. Once. - ¿Y bien Jon?- Le invitó ella a elegir. - No entiendo muy bien la diferencia entre Secreto y Confesión, pero voy a elegir Confesión de nuevo.- dijo Jon. - ¿Seguro?- trató de sembrar la duda ella mirándolo con descaro. - Sí, sí, confesión de nuevo.- afirmó él. - Como desees.- Respondió ella. - Calíope no es mi verdadero nombre.- confesó entre risas. - No sé por qué, suponía que nadie sabía cuando nace un bebé si va a tener una bella voz para ponerle ese nombre. Sería un poco temerario por su parte, ¿no crees?- Respondió Jon guiñándole un ojo. Aquello volvió a pillarla desprevenida. Había supuesto que un bombero no sabría que era una de las musas ni mucho menos hubiera supuesto que sabría el significado de su nombre.

- Me toca de nuevo.- dijo Jon. Cogió los dados y los lanzó rápidamente. Dos unos. - Ojos de Serpiente, has perdido.- musitó ella. - Y esta vez elijo secreto.- dijo ella esta vez mirando fijamente a Jon a los ojos. - No soy ...- Jon miraba a Calíope con una sonrisa en los labios cuando se dio cuenta de que fuera ya era de noche. - Vaya, parece que tendremos que dejarlo para otra ocasión. Rápido ayúdame con los preparativos. Ya es de noche.- Jon comenzó a bajar todas las persianas, corrió cortinas, y apagó luces. Le tendió un candil a Calíope con una vela. - Es mejor que por las noches no encendamos luces, ni hagamos mucho ruido, nunca está de más ser precavido.- Le dijo en voz baja a Calíope. - Estoy cansado Cali, creo que me voy a dormir. Toma un paquete de cerillas para el candil. Te he dejado un regalo de bienvenida en la mesita. Úsalo cuanto quieras. Yo hoy dormiré con un ojo abierto.-
- Buenas noches Jon. Nos vemos por la mañana.- contestó ella.

Jon desapareció por el pasillo con su candil y fue engullido por la oscuridad de su cuarto. Cuando Calíope llegó al suyo tenía un iPod esperándola en la mesilla. Escuchara la música que escuchase, esa noche no la molestaría ningún alarido del exterior.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué detalle, lo del ipod.