Cáncer

lunes, 19 de octubre de 2009


Una vez estuvo saliendo con un tipo que vivía por esa zona así que la conocía bien. Otras veces que había salido con sus amigas o que había ido al centro a comprar alguna tontería con su hermano había pasado también por la puerta del concesionario. Sabía en qué esquina estaba y confiaba en que aún quedara algo que le sirviera para poder desplazarse por la ciudad. No estaba muy lejos así que emprendió la marcha sin más dilación, comenzó a correr al trote, parándose en las esquinas, observando antes de salir a campo abierto, no quería tener ninguna sorpresa más si podía evitarlas.

A lo lejos vio como un enjambre de zombies bastante lento avanzaba por la avenida por donde ella había ido no hacía ni media hora directos al lugar de la explosión. Bien, por lo menos la explosión había llamado su atención. Las calles por las que iba aparecían desiertas, y aún a plena luz del día esa parte de la ciudad contaba con un aspecto lúgubre y abandonado. Pronto llegó al parque cercano al concesionario.

No se había cruzado con ningún humano durante el camino, y al principio se ilusionó de ver a esos tres críos jugando en los columpios. Se agachó y se detuvo por prudencia en el linde del parque en la típica valla bajita de color verde que los delimita. Los observó con detenimiento antes de hacer un movimiento en falso.

Ellos parecían absortos en sus juegos, estaban los tres alrededor de algo con lo que jugaban en el foso de arena cuando uno de ellos se irguió de repente. Olisqueó el aire y giró bruscamente la cabeza hacia la posición de Calíope. Ella mientras contenía la respiración dio un respingo. Tendría que haberlos divisado desde más lejos. No debería haberse acercado tanto. Lo que parecía una bonita estampa de tres niños alegres jugando distraídos era en realidad un trío de niños infectados. Por si fuera poco, estaban jugando con una rata de enormes proporciones. Dejaron a un lado lo que quedaba de rata y comenzaron a moverse hacia donde se encontraba agazapada. Ya la habían olfateado los tres así que no quedaban muchas alternativas. Echó a correr hacia el concesionario que estaba cruzando la calle en la esquina más alejada. Fue en línea recta dando por sentado que no pasaría ningún coche por la calle, mientras tanto, los niños infectados iniciaron la carrera detrás de ella.

En otro momento de su vida no le hubiera importado lo más mínimo jugar con ellos, de hecho lo hacía a menudo cuando le tocaba turno en oncología infantil. Pensaba que aliviar en lo posible su situación y hacerles olvidar el cáncer por un momento era la mejor terapia que podía ofrecerles. Casi instantáneamente se paró. Sus ojos se llenaron de amargas lágrimas. Se giró y en rápida sucesión disparó tres veces. Los tres cadáveres cayeron como si fueran fardos en la calle. Ahora descansarían en paz, lo único que esperaba es que ningún otro infectado respondiera a los disparos y acudiera inmediatamente a ver si había sangre fresca. Se marcó un buen sprint para salvar los metros que la separaban de su objetivo, por fin había llegado al concesionario.

2 comentarios:

Espigol dijo...

Menuda sangre fría... Sé que son zombies pero tiene que ser un palo terrible disparar a bocajarro contra tres críos por muy hambrientos que estén.

Y por cierto, esta muchacha dónde ha aprendido a disparar tan bien y de forma más efectiva?? Porque disparar un fusil ya de por si es complejo pero encima corriendo y sin desperdiciar ninguna bala.... ¿Qué otros superpoderes tiene?

Cuenta y no te lo guardes para ti...

Anónimo dijo...

Entonces era enfermera? cirujana? Grey???