Prospecto

domingo, 6 de diciembre de 2009


Subieron despacio los escalones del edificio. Mientras él le iba explicando los pormenores del mismo.
- Básicamente aquí estás a salvo. Es un poco raro pero trataré de resumírtelo lo mejor que pueda. Me dedico a parasitar edificios. - ¿Cómo? -preguntó Calíope contrariada. - Me explicaré, desde que todo estalló he seguido viviendo en la ciudad haciendo oídos sordos a cualquier advertencia. Es un lugar bastante complicado para sobrevivir, como habrás podido comprobar. Así que mi método (me imagino que quedarán más supervivientes empleando otras estrategias distintas a las mías) es ocupar un edificio. Sellarlo. Y limpiarlo. - ¿Y eso que tiene que ver con parasitarlo? - Bueno, básicamente yo soy el parásito. Me introduzco en el edificio y lo parasito hasta que no pueda ofrecerme más de sí. Entonces en ese momento lo abandono y me busco otro. - Entiendo, ¿y cómo se te ocurrió esa estrategia? - Pues reflexionando un poco sobre la situación, la verdad.

No existen protocolos de emergencia para estas situaciones. El mundo no estaba preparado, nadie lo estaba, -interrumpió su narración, como si rememorara algo importante. Fueron segundos pero Calíope captó la inflexión en su discurso, al poco continuó.- así que me imagino que esta situación se sostendrá en el tiempo indefinidamente hasta que aparezca una cura, o nos extingamos o el ejército de algún país limpie el mundo de esas cosas. ¡Por Dios!, si parece que vivamos en una película de serie B. Y eso lamentablemente nos deja en una posición de inferioridad sin precedentes. El problema fundamental al que nos enfrentamos (salvando obviedades) es la falta de recursos. Llegará un momento que nos quedaremos sin comida, no habrá luz eléctrica en ningún sitio, se acabará el combustible para los que sigan usando vehículos, etc... Así que pensé en ocupar edificios. Es más seguro ser itinerante que quedarte en un mismo sitio y volver cada día. La gente tiene víveres en casa, repuestos, cosas útiles, herramientas, ... lo más complicado es aislar y limpiar el edificio, pero con paciencia y mucho cuidado se puede hacer sin problemas. - Calíope no sabía si ese tío que acababa de conocer estaba completamente loco o rematadamente cuerdo. No lo tenía muy claro a decir verdad. Continuaron subiendo mientras hablaban.

- Te explicaré mi sistema.- Calíope asintió. - Este edificio tiene dos verjas que he reforzado, no hay entradas por las alcantarillas ni por un bajo adyacente, y la puerta de la terraza la he atrancado a conciencia. Básicamente sólo saldremos o entraremos nosotros cuando queramos. Tenemos lo de la campanilla para recoger a más supervivientes.- Calíope recordó que había comentado cuando la "recogió" que había funcionado anteriormente por lo menos una vez más. Tomó nota mental para preguntarle por esa ocasión. Y dejó que continuara con su explicación.- El edificio tiene cuatro plantas, cuatro puertas por planta, lo que hacen dieciséis viviendas. Ahora mismo estoy alojado en la catorce. Es la que más luz tiene y da a la calle y al patio interior. Si decides quedarte tendríamos comida para cinco días aproximadamente. Tengo más conservas y latas y alimentos no perecederos pero los usaríamos a largo plazo. A corto plazo hay que consumir todo lo que se pueda pudrir en breve. No hay nadie con vida en el edificio a excepción de nosotros dos. Sí que hay cadáveres.- En ese momento hizo un alto y señaló a una de las puertas del tercer piso. - ¿Ves esa equis de cinta americana en la puerta? - Claro, como no la voy a ver si la cubre por completo.- respondió Calíope. - Es lo que hago cuando termino con una vivienda. Las marco como referencia. Las equis negras indican cadáveres. Procuro ocupar el mínimo posible de casas con ellas. Pero a veces hay demasiados. Las verdes indican que contienen cosas útiles para alguien pero no para mí (lo que me hace falta lo llevo al piso donde vivo). Y las rojas que contienen cosas útiles que no voy a transportar pero en caso de necesidad o de volver a este edificio podría emplear. Mañana por ejemplo podrías ir a ver las verdes y seguro que encontrarías algo de ropa o enseres que podrías utilizar. Y si visitas alguna roja pues podrías encontrar alguna radio o algún bidón de algo inflamable o un extintor.-

- Bueno. Ya hemos llegado. Bienvenida a mi casa.- Abrió la puerta catorce y la invitó a pasar. - Aún no sé tu nombre.- Preguntó ella. - ¡Tienes razón! Disculpa mis modales, pero el aislamiento está afectándoles sin duda. Me llamo Jon. ¿Y tú? - Yo Calíope, pero puedes llamarme Cali. - Un placer Cali. Hoy eres mi invitada y cocinaré para ti. Vamos a celebrar nuestro encuentro con algún que otro manjar. Pasa, te enseñaré el piso. Y después podrás contarme tu historia.

Y los dos entraron en el piso número catorce de una calle de nombre desconocido.

3 comentarios:

jai dijo...

Genial la idea del 'parásito' de edificios ;)

Anisakis dijo...

Si tío, que gran idea, un parásito que se alimenta de lo que un día fue la sociedad!! Muy bueno!

Anónimo dijo...

En un lugar de la mancha.. de cuyo nombre no quiero acordarme.... ¿por qué lo has llamado JON?? ¿no te quedaban nombres más originales y rebuscados? me has decepcionado, pero sólo un poco, lo justo pero no lo suficiente como para parar de leer.