Comienzo

martes, 6 de octubre de 2009


Despertó empapada en sudor, tiritando de frío. Esa noche refrescó bastante y la vegetación del solar tenía una fina capa de rocío. La humedad hizo el resto. Durmió prácticamente de un tirón, aunque la última pesadilla la sacó de su descanso. Se sentía dolorida y magullada. El dolor de la pierna había remitido un poco, pero en la cadera si presionaba le dolía a rabiar. La mañana era fría y después de haber pasado la noche al raso estaba más que constipada. Veríamos si no derivaba esto en algo peor. Se incorporó en su cama improvisada y miró directamente en dirección a la verja. Estaba cerrada. Escudriñó los alrededores y no vio nada ni nadie que no estuviera por la noche.

Se acercó lentamente a la verja, quería ver si tenía compañía antes de decidir cuál iba a ser su siguiente paso. Poco a poco se fue acercando pegada a la pared del muro para no ser vista desde la verja. Cuando estuvo ya al lado de la verja tuvo que asomarse un poco, ladeó rápidamente la cabeza y atisbó durante un segundo. Oyó un gemido. Al poco una vez resguardada de nuevo, oyó un par más. Volvió a asomarse desde su escondrijo, ahora los veía. Habían cuatro de esos seres, todos de pie, todos junto a la verja, todos hambrientos. Ninguno se abalanzó sobre la verja cuando ella asomó la cabeza, tampoco corrían ni se mostraban frenéticos como los otros. Sabía que no debía fiarse. Todos eran igual de peligrosos, unos por su número y otros por su rabia incontenible.

Se alejó y buscó la pared este sin perder mucho tiempo. Debía aprovechar las horas de luz para desplazarse y después encontrar un refugio seguro antes de que anocheciese. Mientras se dirigía a la pared echó un vistazo por el solar para ver si encontraba algo que mereciera la pena, quién sabe lo que la gente arroja en cualquier parte. Desgraciadamente no hubo suerte. Bien, el plan estaba claro. Habían aproximadamente nueve kilómetros desde la urbanización a la ciudad, los recorrería corriendo por la carretera principal, no creía que a estas alturas se encontrara con tráfico la verdad, y sería mucho más fácil ver si alguien se acercaba o la seguía que en calles estrechas. Quien sabe quizás se encontrara con algún superviviente, quizás fueran juntos a algún lugar seguro, quien sabe. La carretera contaba con dos carriles en cada sentido así que esperaba correr cómoda y en caso de imprevisto verlo venir con antelación. La suficiente como para desviarse a tiempo de un desafortunado encuentro.

Comenzó a calentar, quería quitarse el frío del cuerpo, tenía que desentumecer los músculos, además no sabía a qué velocidad le harían correr los bichos con los que se encontrara. No habían opciones, tenía que prepararse para cualquier cosa, trabajó bien los tobillos, no quería hacerse un esguince al caer del muro al otro lado. Se aupó a lo alto del muro, tumbada esta vez, preparada para dejarse caer por un lado o por el otro en función de lo que le esperara al otro lado de esa cara este. No había nadie. Se descolgó e inmediatamente comenzó a correr hacia su destino. Allí encontraría respuestas.

Cuando la tragedia sopla a través de tu vida como una tormenta, arrancándolo todo a su paso y creando el caos más absoluto, tienes que aguardar a que el polvo se asiente y es entonces cuando eliges. Puedes vivir entre los escombros y pretender que siguen siendo la casa que todavía recuerdas o puedes salir de entre los escombros y empezar a reconstruirla. Porque después de sufrir una catástrofe lo más importante es seguir hacia delante. Aunque si eres como Calíope lo que harás es perseguir a la tormenta.

3 comentarios:

Ximo dijo...

¿Crees que en la ciudad estara más segura? ¿No es posible que allí hayan muchos más de esos seres extraños? Aunque la verdad puede ser que allí encuentre a algún superviviente de la catastrofe que algún día desvelareis.

Espigol dijo...

Antes que nada.
Calíope ya te vale!!! Has plagiado de otro blog el último párrafo de tu post. Que me encanta lo que dice y creo que puede llegar a animar hasta al más muerto de los muertos, sí, pero no sé. Cada uno tiene un estilo muy personal de narración e incorporar elementos tan extensos de otros autores llama demasiado la atención y desvirtúa un poco la historia. Es una sugerencia nada más. Inspirarte en otros autores es necesario pero hay que personalizarlo y adaptarlo a ti, que a fin de cuenta eres "ama y señora" de lo que escribes.

Por lo demás, otro personaje que se dirige también al cuartel hacia el que va Legión, Chem y Anisakis. Por fin habrá "ENT-CUENTRO" (como llaman en la peli de ESDLA a la asamblea de los ents, jajajjajaja, de los mejores momentos de la trilogía)

Chan, chan, chan!!! Se acerca el momento!! Pero Calíope tienes que cargarte a algún zombie de camino si no quieres que te llamen nenaza.

Calíope dijo...

Antes que nada diré que es una cita adaptada de una serie, no de un blog, seguramente ese blog que mencionas la habrá sacado de la misma serie que yo.

Por lo demás ya veremos qué le depara la carretera a Calíope.